Blogia
noticias

Ciudadanos de primera, segunda y tercera

En la parroquia del barrio del Singuerlín, en Santa Coloma de
Gramenet, bajo un encantador sol de primavera y un techo cruel y antipático que
no lo deja ver, un centenar de ciudadanos, de catalanes de toda la vida, de
emigrantes documentados y de sin papeles,permanecen encerrados, envueltos en la
luz amarilla de los fluorescentes. Papeles para todos (los que vivan aquí),
regularización sin condiciones y otras pancartas reivindicativas. Ciudadanos de
primera categoría, de segunda y de tercera, estos últimos en huelga de hambre de
tres días, de viernes a domingo, aguantando a base de calditos, zumos y partidas
de parchís y cartas. Corazones anónimos se acercan para traer mantas contra el
frío de la noche.

"Mira, ya me iré de paseo el fin de semana que viene, seguro que
entonces también hará buen tiempo, hoy toca encerrarse", dice Carme Jiménez, de
43 años, del Centro de Acogida para Ciudadanos Extranjeros de Santa Coloma,
entidad que desde hace diez años se dedica a asesorar legalmente a los emigrados
y enseñarles castellano y catalán, amén de otras iniciativas como montar el
encierro de este fin de semana a fin de dar la murga a las administraciones y
sacudir conciencias. "La gente tiene que comprender que los problemas de los
inmigrantes no son sólo de los inmigrantes, sino de toda la sociedad". Una
pareja de Mossos d´Esquadra entra en el local parroquial y pregunta si hace
falta algo. "Sí, documentos para trabajar".

Dice esta ciudadana de primera categoría (de las que disfrutan de
todos los derechos y deberes inherentes a la democracia) que si permitimos que
haya personas en el país trabajando de cualquier manera, sin papeles, sin
derechos, estamos fomentado la precariedad laboral. "Y la precariedad laboral no
afectará sólo a los inmigrados, sino a todos, incluidos nuestros hijos. Si la
sociedad es injusta con unos lo acabará siendo con todos. Si el embrague no
funciona, todo el coche está averiado". Se lo dice a Taufik Cheddadi, 31 años,
imán bregado en decenas de disputas vecinales por su inclinación a abrir
mezquitas en los barrios donde viven los musulmanes, inmigrante con papeles,
ciudadano de segunda. "Tengo derecho a trabajar, a pagar impuestos, a contribuir
al desarrollo de este país, pero no a votar", afirma el imán.

"Después de quince años aquí me considero catalán, un catalán
musulmán de Alcazar El Kebir, y estoy integrado en mi barrio, y en mi comunidad
de vecinos, y trabajo, y creo riqueza. pero mis derechos políticos están
recortados, y a las personas no les puedes recortar sus derechos y deberes, hay
que tomarlas en su conjunto: empleo, vivienda, cultura, educación, política.
sólo así puedes garantizar su dignidad. Estoy aquí porque hubo un tiempo en que
yo no tenía papeles ni casa ni nada". Le escucha atentamente Ratan, un ciudadano
de tercera categoría, vecino del barrio del Fondo, de 23 años y nacido en una
humilde aldea de Bangla Desh.

"Yo me dedico a vender DVD en la calle; no me dan trabajo porque no
tengo papeles, lo único que pido son papeles y ya me las apañaré después". ¿Y
qué te gustaría ser en Catalunya? "A mí me encantaría ser Mosso d´Esquadra, me
encantan los Mossos desde que llegué a Santa Coloma hace tres años, penro la
verdad es que lo veo muy difícil porque no me empadroné hasta hace tres meses y
no se creen que lleve tres años aquí. Mi vida es muy oscura, mejor que en Bangla
Desh, pero oscura y dura. nunca seré Mosso d´Esquadra, me conformaría con ser
carpintero. Soy joven y fuerte, puedo hacer cualquier cosa". Todos son jóvenes y
fuertes, de Pakistán, Marruecos, Nigeria. todos con la misma canción: papeles
para trabajar.

LA VANGUARDIA DIGITAL
LUIS BENVENUTY - 13/03/2005
Santa Coloma de Gramenet

0 comentarios