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Maltratadas y sin papeles

Zulema, una dominicana que vive de lo que gana con la prostitución,
recibe una paliza de uno de sus clientes, pero cuando su amiga Caye la anima a
denunciarlo a las autoridades, le confiesa que no se atreve porque no tiene
papeles. Teme que la policía se entere de su situación y la expulse de España.
Ésta es una historia ficticia que ha llevado a la pantalla la actriz Micaela
Nevárez, en el papel de Zulema, protagonista con Candela Peña de Princesas,
película preseleccionada para el Oscar. Pero refleja un temor que hoy comparten
miles de mujeres inmigrantes que no poseen la documentación para residir
legalmente en España.

¿Qué pasa si una inmigrante sin permiso de residencia en España
acude a denunciar una agresión? Hasta ahora los policías no lo tenían muy claro,
pero en general se limitaban a abrir diligencias y a solicitar el nombre de la
denunciante y su DNI o pasaporte, sin preguntar sobre la legalidad de su
presencia en España. Pero, de acuerdo con la ley de Extranjería e incluso con la
ley orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, los funcionarios policiales
están obligados a abrir un procedimiento sancionador en los supuestos de
estancia irregular, es decir, si tras comprobar su identidad descubren que
carecen de papeles. De ahí que, según fuentes oficiales, desde ese mismo cuerpo
se hicieran consultas a las altas instancias del Ministerio de Interior sobre
cuál debía ser su actitud en estos casos. Y la respuesta ha causado preocupación
porque viene a dar argumentos a todas las Zulema de la vida real y para
justificar su negativa a entrar en una comisaría.

El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, dictó el
pasado 29 de julio una instrucción con el número 14/ 2005 sobre "actuación de
dependencias policiales en relación con mujeres extranjeras víctimas de
violencia doméstica o de género en situación administrativa irregular", y ésta
ha sido publicada a principios de septiembre. Su objetivo es conjugar las
obligaciones policiales respecto a las situaciones irregulares con el derecho de
las mujeres maltratadas a ser protegidas y la posibilidad que en estos casos les
ofrece la ley para obtener una autorización de residencia temporal. ¿Qué dice la
instrucción emanada del Ministerio del Interior? En primer lugar establece como
prioritaria la asistencia y protección de las mujeres que acuden a denunciar
casos de violencia doméstica o de género. Inmediatamente señala que se le
informará de su derecho a solicitar a la autoridad judicial una orden de
protección. Ysi no tiene papeles se le indicará que en el caso de que el juez le
conceda esa protección tiene derecho a solicitar un permiso de residencia
temporal en nuestro país.

Tras esa aparente neutralidad se esconde un peligro. Según asegura
la Asociación Independiente de la Guardia Civil, eso significa que a todas las
denunciantes de malos tratos que acudan a la comisaría de policía o al cuartel
de la Guardia Civil se les abre procedimiento de expulsión. En el mejor de los
casos serán sólo sancionadas, pero su destino final puede ser la expulsión de
España. Si piden una orden de protección, entonces se paraliza el expediente
durante un mes y, si el juez se lo concede, pueden pedir la residencia temporal.
Si obtienen ese permiso, el procedimiento abierto "proseguirá", pero el
instructor "formulará propuesta de resolución sustituyendo la de expulsión por
la de multa, cuya cuantía será la inferior de las señaladas como posibles por la
ley para la infracción cometida". Si no se abren diligencias o si se inician
pero no se adopta medida de protección por parte del juez, o si se dan esas
medidas pero no se concede el permiso solicitado, en todos esos casos el
instructor del expediente abierto propondrá la expulsión del país de la
denunciante.

Cuando el director Fernando León de Aranoa rodó Princesas no conocía
esa orden pero su guionista intuyó que ese era un problema real, o quién sabe si
ya se lo había contado alguna mujer maltratada que en su paso por comisaría se
enfrentó a un funcionario más quisquilloso que preguntó por sus papeles. Como en
tantas ocasiones, la ficción se avanza a la realidad.

LA VANGUARDIA DIGITAL
JOSEP PLAYÀ MASET - 27/09/2005
BARCELONA

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