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El abrazo de las dos familias de Puig Antich

Desde hace más de 25 años, Carme Puig Antich trabaja como
enfermera en el Hospital Clínico de Barcelona. Pero hoy no acude al sanatorio
para trabajar. En el hospital se ruedan unas escenas de Salvador, la película
dirigida por Manuel Huerga sobre la intensa vida y trágica muerte de su hermano,
el anarquista catalán Salvador Puig Antich, ajusticiado a garrote vil en 1974. Y
Carme ha ido al hospital para visitar el rodaje, que la enfrenta con unos
momentos muy íntimos de su vida, grabados a fuego en su memoria, como lo están
en la de sus hermanas, Imma, Montse y Merçona.

Muchos de sus compañeros conocen la historia de su familia. Y
la dirección del centro ha hecho circular un mail interno para avisar al
personal de las sesiones de rodaje. Curiosamente, en el mensaje hay un error:
dice que Salvador murió aquí, cuando en realidad sólo estuvo ingresado en el
Clínico durante unos pocos días, previos a su ingreso en la cárcel Modelo de
Barcelona. Fue trasladado al hospital tras su detención, en septiembre de 1973,
producida tras un confuso tiroteo en el que resultó gravemente herido y en el
cual falleció un inspector de policía (Francisco Anguas). En enero del 74, un
consejo de guerra -"Fue una farsa. Los militares se dormían durante el juicio",
recuerda Carme- le condenó a muerte, acusado del asesinato del policía. El
esperado indulto jamás llegó y el 2 de marzo fue ajusticiado.

El desconocimiento actual sobre un acontecimiento que sacudió
a la sociedad de la época y la posibilidad de que la película pese
favorablemente en su petición de que el caso sea revisado, son las dos grandes
razones que han convencido a las hermanas Puig Antich a autorizar la realización
del filme. "A Salvador no le hubiera gustado que se hiciera todo esto. Él
siempre decía que no quería ser un mártir, y ésta es una guerra que las hermanas
llevamos por dentro", afirma Carme.

Quienes la conocen bien dicen de ella que se parece mucho a
Salvador. La fortaleza de su carácter, su optimismo, su rebeldía y su
obstinación en la lucha son cualidades análogas en los dos hermanos. "Yo era muy
amiga de Salvador. Mientras estuvo en la cárcel mantuvimos una correspondencia
preciosa". Todas las hermanas resistieron "unidas como una piña" el violento
envite que la vida puso en su camino.

Carme es pura vitalidad y energía, pero también un manantial
de sentimientos. Por eso no puede evitar las lágrimas cuando, en uno de los
pasillos del hospital, conoce a la actriz que la interpreta en la pantalla,
Carlota Olcina, y a Olalla Escribano, que encarna a su hermana Imma. "Me
recuerda mucho a mí", confiesa, superado el primer impacto. "Cuando me dijeron
que Carlota era la actriz escogida para el papel me puse muy contenta porque
creo que ambas tenemos el mismo nervio. Además, de joven yo también era morena".

Esta tarde, Olcina y Escribano ruedan la escena en la que las
hermanas de Puig Antich acuden al hospital para obtener noticias del estado de
Salvador. Se habían enterado de sus heridas y detención de forma casual, al
verlo en la portada de El Caso al pasar por un quiosco. "Nadie nos informaba
oficialmente de nada".

Tiene vivísimo el recuerdo de la visita, infructuosa porque su
hermano era custodiado por "un montón de grises" que les impidieron el paso.
"Nosotras empezamos a gritar: '¡Salvador, Salva!', para que supiera que
estábamos allí". En el primer ensayo de la escena, cuando Olcina y Escribano
gritan justamente eso, "¡Salvador, Salva!", parece que Carme va a derrumbarse.
Huerga, consciente de lo delicado del momento, le tapa los ojos de forma
cariñosa.

Carme contesta sin titubear que, por supuesto, está dispuesta
a ver la película en cuanto se estrene. Pero sus hermanas no lo tienen tan
claro. "Creen que no serán capaces de soportarlo". Tampoco tienen previsto
visitar el rodaje. Carme cuenta que, una vez iniciada la filmación, las Puig
Antich no tienen ningún interés en arrebatar notoriedad al equipo de la
película. "Me han pedido si quiero aparecer en el making off pero les he dicho
que no. Ahora ya es cosa de los actores", asegura.

Pero mientras dura la visita, y aunque está preocupada por no
molestar, no quiere desaprovechar un momento para interesarse por todos los
detalles del proceso. Alguien del equipo le permite colarse en el camerino en el
que Daniel Brühl, el actor que interpreta a su hermano, se somete a una larga
sesión de maquillaje. Hoy la maquilladora tiene trabajo extra porque debe
caracterizar al actor con los impactos de bala y heridas en la cabeza con los
que Salvador ingresó en el hospital tras el tiroteo que acabó con su detención.
También debe simular las lesiones del policía (al que da vida Carlos Fuentes).
Carme ya conoce a Daniel, pero su nuevo encuentro es casi tan emocionante como
el primero. "Cuando le vi por primera vez sentí taquicardia. Creo que tiene la
misma mirada que mi hermano". Carme asiste, admirada pero sin aprensión, al
proceso que transformará el rostro del intérprete, le abraza y él le planta dos
besos, sin temer por los daños colaterales en su maquillaje.

El segundo largometraje de Manuel Huerga


Salvador es el segundo largometraje del realizador Manuel
Huerga, que debutó en el género en 1995 con Antártida, protagonizado por Ariadna
Gil y Carlos Fuentes. La película es una producción de Mediapro, cuenta con un
guión de Lluís Arcarazo, música original de Lluís Llach y un amplísimo reparto.
Nada menos que 85 actores con papel (además de gran cantidad de figurantes)
toman parte en la historia, cuyo rodaje se prolongará 13 semanas. Además de
Daniel Brühl, Carlota Olcina, Olalla Escribano y Carlos Fuentes, en el extenso
plantel de intérpretes destacan Tristán Ulloa (como el abogado Oriol Arau),
Leonardo Sbaraglia (el carcelero Jesús Irurre), Celso Burgallo (el padre del
anarquista), Leonor Watling e Ingrid Rubio (los dos grandes amores de Salvador)
y los policías Joaquim Climent y Antonio Dechent. Huerga se ha embarcado en el
proyecto lleno de ilusión porque le encanta el medio, pero sobre todo porque la
película aborda "un temazo", un suceso que vivió intensamente en su día y que,
según ha explicado, en cierto modo despertó su conciencia política. En cuanto
tuvo conocimiento de la voluntad de Jaume Roures (Mediapro) de producir la
película, se ofreció a dirigirla. La intención de Huerga es destacar el carácter
universal del personaje y evitar retratarle como un santo o un mártir. En el
filme se recrea el contexto social del momento y los múltiples ámbitos que
compusieron la vida de Salvador: la militancia en el MIL (Movimiento Ibérico de
Liberación), su universo familiar, su amor por la música y por las mujeres.
Huerga está realizando un cuidadoso trabajo con la imagen en busca de un código
visual moderno, alejado del documentalismo y el hiperrealismo. A su lado, el
actor y director teatral Manel Dueso se ocupa de la dirección de actores, una
figura insólita en el cine español pero común en otros países.


ELPAIS.es
Belén Ginart

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