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La consejera de Interior sale en defensa de los Mossos

La consellera de Interior analiza lo que define como un tipo de
violencia gratuita motivada por la "la pasión por lo superfluo" -la agresión con
navajas a tres estudiantes de l´Hospitalet sería el último ejemplo- y defiende
la actuación de los Mossos en los incidentes de Berga.

-La proliferación de casos de violencia juvenil preocupa al Govern.
El conseller primer, Josep Bargalló, anunció el martes que se ampliarán las
"líneas de represión". ¿Qué piensan hacer?

-Ahora, en caliente, hemos de estar profundamente preocupados por
casos como los de Berga y l´Hospitalet. El conseller primer pretendía decir que,
a nuevas formas de delincuencia, nuevas respuestas policiales. Estas respuestas
policiales han de ser proporcionadas, de anticipación, tecnológicamente
avanzadas para hacer frente a delitos de toda índole.

-¿Y más allá de la actuación policial?

-Creemos que se ha de producir un trabajo contra la inseguridad en
el que los cuerpos policiales sean un elemento fundamental, pero no el único.
Las familias o las escuelas, por ejemplo, nos tienen que ayudar a desterrar la
violencia de la vida cotidiana. Si se fija, además, en muchos casos el
desencadenante de la violencia es una especie de pasión por lo superfluo. No
tenemos muchos casos de violencia enraizada en conflictos sociales potentes,
pero en Lloret hace un mes mataron a un chico porque les gustaba la gorra que
llevaba. Parece que una violencia de pasiones desordenadas por lo superfluo
tendría que ser fácil de solucionar si una sociedad concienciada nos ayuda.
Tenemos que trabajar también la vía de la mediación social, juvenil,
intercultural.

-¿Cómo interpreta la reacción crítica con los Mossos de muchos
vecinos de Berga?

-Lo sorprendente de Berga ha sido la reacción de la ciudadanía,
aunque tiene un elemento muy positivo: siempre es interesante que la sociedad se
muestre activa. Pero tiene que ser también activa en la conservación del orden
cívico, de una ética civil que contemple que la ley se tiene que cumplir y que
ha de haber cuerpos policiales. Aunque, por supuesto, el sentimiento de dolor y
rabia es comprensible cuando hay un joven comoJ osep Maria en un ataúd. Pero hay
que distinguir entre los que se movilizan por los sentimientos y los que lo
hacen contra las instituciones, entre los que participan cargos institucionales
como el presidente del consejo comarcal...

-Las críticas a los Mossos empezaron desde un sector radicalizado,
pero se han extendido...

-Es verdad que la sociedad de Berga se ha movilizado mucho. Si la
ciudadanía es activa, magnífico, pero si es reactiva niega la propia
estructuración de la sociedad, que es lo que hacen los libertarios.

-¿Y qué se puede hacer con estos grupos?

-En el caso de Berga, nos encontramos con una violencia que procede
de la marginación social, que se dedica a la actividad ilícita de la venta de
drogas a pequeña escala y otros delitos menores. Tenemos un grupo de diversas
nacionalidades unido por la marginalidad y las familias desestructuradas. Muchos
de ellos tienen antecedentes, pero la policía no les ha permitido actuar con
impunidad. En un momento dado, no sabemos aún por qué, se van al lugar del
concierto. No sé si sólo a provocar, que es lo normal en gente que se sabe fuera
de la sociedad, o si porque había algún tipo de conflicto entre estos grupos.
Ahora bien, todos ellos, los que delinquen y los que creen que no debe haber
leyes, han confluido en algún momento, como en la manifestación de noviembre
frente a la comisaría de Berga, donde había gente de ambos grupos. Yo lo que
pido a la sociedad de Berga es que también rechace las actitudes que niegan la
existencia de una policía.

-En Berga hay quien atribuye la tensión con los Mossos a la
contundencia de una operación antidroga realizada en noviembre del 2004.

-Al contrario. Operaciones como aquella se tienen que hacer, a no
ser que queramos una sociedad con zonas de impunidad. En países como EE.UU, hay
zonas donde la policía no entra, pero aquí no tenemos que reclamar que la
policía no entre en algunas zonas. Pero insisto: si en un pueblo tan activo como
Berga se lo proponen, este sector que está contra las instituciones será mucho
más minoritario. En una sociedad democrática hay quien tiene que hacer cumplir
las leyes, en este caso los Mossos. Por lo tanto, los Mossos son los principales
adversarios de este sector.

-¿Admite que ha habido fallos que han causado un divorcio entre
población yMossos?

-Hay que hacer un análisis crítico de cómo hemos llevado la
democracia y el ejercicio de la política a grados de desprestigio tales que
hayan permitido proliferar estos grupos antisistema. En el caso de Berga, sólo
puedo dar explicaciones de un año y medio, pero con anterioridad ami entrada en
Interior ya se había producido este divorcio, y es posible que en este último
año y medio se haya evidenciado más porque lo que decimos es que no habrá bolsas
de impunidad y registraremos a quien haga falta.

-¿Puede haber contribuido a ese divorcio la falta de experiencia, el
que los Mossos no sean aún vistos como agentes próximos al ciudadano?

-No estoy demasiado de acuerdo, aunque evidentemente toda Catalunya
saber que los Mossos son un cuerpo que está naciendo. Ahora bien, el éxito de
las políticas de proximidad depende de las zonas. Hay zonas donde no hay ningún
problema. Pero en Berga no es así. Ha habido un rechazo al cuerpo hiciera lo que
hiciera. Cuando llega la Patum, los mossos se ponen sus camisas más viejas. ¿Por
qué? Porque les escupen, les tiran piedras, latas de cerveza, y ellos se
contienen mucho. Nuestros vehículos fueron golpeados la noche de los hechos.
¿Cómo se puede ser próximo si cuando te aproximas te escupen? ¿Qué pedimos? Que
la gente de Berga que no está de acuerdo con estos comportamientos nos ayude.

-PP y CiU han criticado que no hubiera mossos en el lugar del
concierto.

-He oído algunas críticas desmesuradas de la oposición y una
comparación con la kale borroka que es un auténtico despropósito, sobre todo
viniendo de personalidades que han tenido alta responsabilidad de gobierno. Pero
una presencia basada en que si hay 500 personas en el concierto hay que poner
500 policías es imposible. En los grandes acontecimientos la policía está
colocada de manera periférica, este es un signo de profesionalidad. Aunque es
muy fácil dar lecciones.

-Con un poco ya de perspectiva, ¿cambiaría alguna cosa de la
actuación de los Mossos?

-No tengo la sensación de que tendríamos que haber podido evitar
esta tragedia y no lo hemos hecho. Pero podríamos haber hecho las cosas mejor,
seguro, en cuestiones como la operación turismo, el predespliegue, los
calendarios de las comisarías...Soy autocrítica. Creo que se debería haber
aprovechado más la inteligencia policial de los cuerpos ya implantados en
Catalunya. Y, después, cuando nos desplegamos en las zonas rurales, donde la
Guardia Civil tenía una relación más campechana con la población, no supimos
explicar antes de que llegaran los Mossos que las cosas iban a ser diferentes:
el control del tránsito, el de los vehículos agrarios, el consumo de alcohol, el
contrabando, el engorde del ganado... Se tendría que haber hecho un despliegue
pedagógico previo al policial, porque son los agentes los que entonces reciben
las críticas. En zonas rurales la gente te dice que los mossos son prepotentes,
pero hay que tener en cuenta que se trata de jóvenes urbanos, y que la gente
urbana tiene menos costumbre de saludar, incluso en su propia casa. Es verdad
que a los mossos les ha faltado esa sensibilidad rural.

LA VANGUARDIA DIGITAL
MIQUEL MOLINA - 02/06/2005
Barcelona

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