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La intolerancia y el racismo causan setenta incidentes graves cada mes

Reyertas y apuñalamientos en las puertas de las discotecas, altercados en los patios de los colegios, vandalismo en las calles de las grandes ciudades, incidentes en los campos de fútbol, peleas entre bandas juveniles y agresiones a minorías étnicas y homosexuales. Estas actitudes intolerantes cada vez son más frecuentes en España, una tendencia que se ha visto acentuada por la cada vez mayor presencia de inmigrantes en el país.
A falta de estadísticas oficiales que recojan
todos estos actos delictivos, Movimiento contra la Intolerancia elabora informes
periódicos que demuestran, a través de los sucesos publicados y denuncias
policiales, que el racismo, el antisemitismo y la delincuencia juvenil son
problemas que requieren una respuesta por parte de la sociedad.

Según los datos recopilados por esta ONG, cada mes
se registran una media de setenta incidentes graves de este tipo en España, un
10 por ciento en Andalucía. El análisis de todo el año pasado advierte que,
fundamentalmente, se trata de actos vandálicos en zonas urbanas, seguidos de
incidentes protagonizados por menores y bandas juveniles y agresiones
discriminatorias hacia personas de otras etnias, prostitutas y homosexuales.

Uno de cada ocho incidentes tiene lugar, según el
estudio, en las puertas de las discotecas, destacando especialmente los
establecimientos de la Comunidad Valenciana, Castilla y León y Andalucía.
Mientras que la violencia en el deporte es cada vez más creciente y, durante
2004, se registraron 20 incidentes en estadios deportivos.

En este sentido, el Observatorio Europeo del
Racismo y la Xenofobia advirtió hace unos meses del uso de esvásticas entre
grupos de extrema derecha y seguidores ultras de equipos de fútbol, aunque los
incidentes de carácter antisemita no son comparables con los registrados en
Reino Unido, Francia o Alemania.

Los especialistas observan, además, que el
fenómeno de la violencia tiene su reflejo en los conflictos escolares y casos de
acoso en las aulas que han aflorado recientemente y, de hecho, el informe de
Movimiento contra la Intolerancia recoge más de cuarenta incidentes
protagonizados por escolares y alerta del importante incremento de los delitos
cometidos por menores.

Las denuncias demuestran que los delitos de hurto
y robo están dando paso a actitudes violentas de tribus urbanas cuyo fin único
es el desprecio a los distintos. Los incidentes que tienen que ver con actitudes
xenófobas y ataques raciales representan una cuarta parte de estos sucesos en
España. De hecho, episodios violentos en el municipio almeriense de El Ejido y
en las provincias de Huelva y Jaén, donde se concentra un importante número de
inmigrantes, han puesto en alerta a las autoridades por el riesgo de nuevos
brotes racistas que también han aflorado en zonas industriales del Levante,
donde se concentran negocios y fábricas regentadas por inmigrantes de origen
asiático.

No obstante, al margen de estos hechos
constatables, el vínculo entre inmigración y delincuencia tiene también mucho
que ver con la percepción de los propios españoles. Seis de cada diez jóvenes
opina que la llegada de extranjeros provoca un aumento de los delitos, según las
últimas encuestas del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Más del 80 por
ciento considera que la violencia está bastante extendida en la sociedad y casi
uno de cada cinco la percibe en su entorno cercano. Los sondeos revelan que,
aunque seis de cada diez jóvenes no encuentran ninguna razón que justifique el
uso de la violencia, casi una cuarta parte recurriría a ella para defenderse
ante una agresión.

Jóvenes, agresiones, inmigrantes... todos estos
elementos confluyen en el último capítulo violento vivido en España y que ha
activado de nuevo las alertas de las autoridades ante el temor de una oleada de
racismo: la muerte del joven de 17 años Manuel González a manos de un dominicano
de 19 años en Villaverde (Madrid). "Este asesinato se produjo en el contexto de
una pelea entre los dos jóvenes, originada tras un absurdo enfrentamiento al dar
un cachete la víctima a otro menor de 13 años, primo del presunto asesino,
porque le había mojado con agua de una fuente; ni fue un ataque de bandas
latinas, ni un crimen por ser español, ni tuvo otra razón que la desgraciada
violencia juvenil que se convierte en irreparable cuando se porta una navaja",
comenta Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, que se
sorprende de la ola racista provocada por esta muerte. Algo que, según la ONG
tiene una clara explicación: Es un barrio con problemas sociales "abandonado"
por las instituciones, los medios señalan a los grupos latinos, un impacto
mediático que hace que grupos ultraderechistas y xenófobos propagan una campaña
contra los inmigrantes a base de carteles, pintadas y contacto con jóvenes del
barrio.

"Estos sucesivos actos racistas en Villaverde
revelan, en definitiva, la gravedad de los hechos en sí, pero también las
insuficiencias institucionales para prevenir y atajar los numerosos problemas
sociales que concurren", comenta Ibarra quien, al igual que el Defensor del
Menor, Pedro Núñez Morgades, coincide en señalar que la violencia urbana no es
simplemente un problema policial, sino social y requiere actuaciones integrales.

Diario de Cádiz
MARÍA JOSÉ GUZMÁN
sevilla.

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