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Medio millar de inmigrantes sigue la huelga de hambre y los encierros

Cerca de 500 inmigrantes siguen adelante con la huelga de hambre que
iniciaron la noche del sábado, en protesta contra la actual regularización del
Gobierno que, sostienen, los deja "en manos de los empresarios". Encerrados en
cinco parroquias y locales de Barcelona y Santa Coloma de Gramenet, insisten en
la lucha en favor de obtener papeles para todos.

Según la Asamblea de la Regularización sin condiciones que convoca
esta huelga de "carácter indefinido", unos 300 de huelguistas ocuparon un
edificio de la Universitat Politècnica y se trasladaron después a l´Espia Obert,
ubicado cerca de la avenida Paral·lel. Otros 70 se encuentran en el centro
social de Can Vias, en el barrio de Sants, y 50 más en Sant Miquel, de Santa
Coloma de Gramenet.

La iglesia del Pi -sede emblemática de la protesta de los sin
papeles desde que en el 2001 les fuera cedida para protestar contra la ley de
Extranjería del PP- alberga a 50 paquistaníes, indios y bengalíes que, según han
acordado con el párroco del templo, permanecerán toda esta semana.

Los únicos que sí secundan el encierro pero no la huelga de hambre
son un reducido grupo de búlgaros, una quincena, situados en solitario en la
parroquia de Sant Medir. "En nuestra cultura es una traición saltarse la huelga
de hambre, pero los europeos no quieren hacerla", señala la ecuatoriana Norma
Falconi, portavoz de la asamblea de la regularización sin condiciones. "Ya nos
pasó hace cuatro años con los rusos", añade.

En aquella ocasión, el encierro fue seguido por unos 700 inmigrantes
en diez iglesias de Barcelona durante 47 días, y el resultado fue que algunos de
los sin papeles fueron regularizados. De este modo, los inmigrantes conservan
hoy la esperanza de que su reivindicación no caerá en saco roto.

Esta huelga de hambre no implica, en cualquier caso, una huelga de
sed. En el interior del local anexo a la iglesia del Pi, los inmigrantes
rotulaban ayer carteles en cuatro idiomas (castellano, urdu, punjabi y bangla)
con la receta para elaborar suero oral: "Un litro de agua, una cucharada sopera
de azúcar y una cucharada pequeña de sal", escribía el pakistaní Ibrar Bukhari,
erigido ya en traductor oficial.

"No comer es una forma de ser más firme en la presión", apunta
Bukhari, apretando ligeramente los puños. "Tenemos 55 mantas pero hemos pedido
más porque son finas, el suelo es frío y tenemos que mantener esta huelga de
hambre". Bukhari espera un reglamento de extranjería "bien pensado" que no
permita que "si tienes 5.000 euros puedas comprar un contrato a los
intermediarios mafiosos de los empresarios y patronos".

A pocos metros de este encierro, los fieles católicos acudían a las
misas por el Papa en la iglesia del Pi, al tiempo que se formaban colas para
acceder al templo de la catedral. Los sin papeles allí reunidos,
mayoritariamentem usulmanes y de la comunidad sij, quisieron solidarizarse "con
la pena de los católicos y homenajear a Juan Pablo II, que ha hecho un trabajo
digno". Tras varias consultas y reuniones -"es que no conocemos los ritos
católicos"- decidieron pronunciar en urdu varias frases del Corán en memoria del
Papa, mientras encendían pequeñas velas.

No había entre ellos ninguna mujer, aunque según Falconi "hay unas
25 compañeras", entre ellas búlgaras, marroquíes, pakistaníes y latinoamericanas
participando en los encierros. Un cinco por ciento del total.

LA VANGUARDIA DIGITAL
MARICEL CHAVARRÍA - 04/04/2005
BARCELONA

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