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Mezquitas abiertas a la integración

La comunidad musulmana del badalonés barrio de Llefià invitó ayer a
todo el que quisiera a conocer su mezquita y a degustar dulces y pastas típicas
de Marruecos. Y, té, por supuesto. Un centenar de personas, un tercio españoles,
participó en la lúdica jornada. La razón de la fiesta, explicó el portavoz de la
segunda mezquita más antigua de Catalunya, fundada en 1991, Mohamed Tatoo, es
tender puentes a la convivencia. "Demostrar que en nuestros oratorios no hay
drogas, bombas ni terroristas, sólo paz; una mezquita es un templo del amor y la
cultura, un punto de encuentro de la comunidad". La iniciativa, apoyada por la
Generalitat y el Consell Islàmic de Catalunya, se repitió en numerosas
localidades del país, donde se celebraron jornadas de puertas abiertas.

Isidro Ferreté, sacerdote de la cercana capilla de San Juan Bautista,
dijo que estas fiestas deberían ser habituales. "Es necesario que tendamos
puentes a la convivencia, porque hoy día no hay una coexistencia real, sino
pacífica, al menos en este barrio. El único modo de vacunarnos contra el racismo
es convertir a los inmigrantes en personas, es decir, dejar de verles
exclusivamente como colectivo para empezar a mirarlos como individuos. Y para dar
este salto, tenemos que acercarnos los unos a los otros".

Lección número uno: la Suna, conjunto de textos que recogen las
enseñanzas del profeta Mahoma, dice que quien reza en comunidad consigue una
misericordia divina 27 veces más grande que la que obtiene orando en soledad. De
ahí que para los musulmanes sea tan importante acudir a su templo. De ahí que
pidan que les dejen abrir pequeños templos en los barrios donde viven. "Las
mezquitas son también centros sociales -retoma Tatoo-, el lugar donde te enteras
de los problemas de los demás. Aquí también damos clases de árabe a los niños, y
si tuviéramos un poco más de espacio enseñaríamos catalán y castellano a los
recién llegados".

Pero la verdad es que la mayoría pasaba de largo y rehuía con
amabilidad la invitación musulmana. "Estos son los primeros pasos", vinieron a
coincidir el teniente de alcalde, el jefe de los Mossos y el vicepresidente de la
Federación de las Asociaciones de Vecinos de Badalona. A la gente aún la mueve la
desconfianza que trae consigo el desconocimiento, agregó Purificación Velázquez,
del Observatorio Local de Violencia de Género. "Aún estamos en el punto de
partida. El panorama social de muchos barrios ha cambiado de manera sustancial en
muy pocos años. Ahora mismo no hay intercambio cultural, y tenemos que hacer
pedagogía, integrar a los recién llegados en el movimiento asociativo. Si no, nos
encontraremos con comunidades aisladas, y ahí estarán los conflictos sociales
graves. Las administraciones deben implicarse más". Manuel Jordán, vecino del
barrio, cree que "si las cosas se hacen con respeto y formalidad son buenas.
Cuando llegué aquí hace 40 años también fue duro".

El ambiente está más tranquilo en Llefià desde hace 15 días. El
Ayuntamiento cedió un polideportivo para los viernes. Ahora nadie encuentra
musulmanes orando en la calle porque no caben en la mezquita. Hace poco, la
Guardia Urbana precintó el segundo oratorio de la ciudad, y ahora los 10.000
musulmanes de Badalona tienen sólo 90 metros cuadrados para sus rezos
cotidianos.

LA VANGUARDIA DIGITAL
LUIS BENVENUTY - 08/05/2005
Badalona

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