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La guarida de Haider en Austria

El monumento más notorio de la capital de Carintia, Klagenfurt,
es un viejo y renovado castillo que se levanta sobre la colina Am Kreuzbergl.
"Desde aquí se domina toda la ciudad y no es ficción", asegura Margaretha
Kittner, de 27 años y estudiante de Ciencias Económicas. La impresionante
construcción, iluminada con luces de color naranja, es un prostíbulo de lujo,
donde se reúnen empresarios, funcionarios del Gobierno y, sobre todo, políticos
de diferentes tendencias. "Todo un símbolo de la política local", resalta
Margaretha.
El castillo destaca ahora más que nunca porque el color naranja
es el que distingue al nuevo partido austriaco, Alianza para el Futuro de Austria
(BZÖ), fundado por el político ultraderechista y jefe del Gobierno de Carintia,
Jörg Haider, de 54 años, junto con su hermana, Ursula Haubner.

Crisis nacional
Los colores dividen a los políticos austriacos más que en el
lejano Paraguay: están los azules del Partido Liberal (FPÖ), los negros del
Partido Popular (ÖVP) del canciller Wolfgang Schüssel, los rojos del Partido
Socialdemócrata (SPÖ), y los Verdes del partido ecopacifista.
Haider ha impuesto ahora el color naranja y con ello ha
sacudido la política del país alpino y tiene al canciller Schüssel en medio de
una crisis que trata de eludir. La base del nuevo partido será el estado de
Carintia, donde Haider es "querido y temido", afirma Hans Trammer, militante de
base del Partido Socialdemócrata, socio de coalición de Haider a nivel regional.
"Haider es el más carismático de los habitantes de Carintia y
la gente del lugar le apoya masivamente, aunque nació y creció lejos de aquí, en
el estado de Alta Austria, también estado natal de Adolf Hitler", subraya Hans,
quien afirma "sentir vergüenza" por la actitud asumida por su partido.
El joven, de 27 años, presta servicio social y es uno de los
pocos lugareños que rechazan a Haider y a su política. Lo explica con un claro
deje de impotencia, mientras bebe cerveza rubia en el café Sandwirt.
"Haider no es de aquí y no llegó por casualidad a Carintia. Fue
traído por los terratenientes de esta zona, la más facha de Austria, la más
pangermánica. Por su independentismo, Carintia fue el último estado que ingresó
en la República Austriaca, establecida en 1921", explica el joven
socialdemócrata.

La prebenda de Hitler
A Hans le disgusta recordar que desde uno de los balcones del
Sandwirt Hitler hizo el discurso más recordado por los latifundistas de Carintia.
"Hitler les condonó las deudas y le juraron amor eterno. Después, expropió las
tierras de los judíos, que pasaron a sus manos", recuerda.
Uno de esos predios expropiados por Hitler fue regalado más
adelante a Haider, cuando decidió trasladarse definitivamente a Carintia, y
después de proclamar en privado lo que después afirmaría públicamente: sus
conocidas alabanzas a los campos de concentración nazis y a los exmiembros de las
SS .
El regalo hizo de Haider un hombre rico y poco a poco se
convirtió en casi todopoderoso. "Habla de democracia, pero no la practica", dice
a este diario el hombre más odiado por Haider de toda Carintia, el director del
Teatro de Klagenfurt, Diezmar Pfleger, único personaje público que manifiesta
abiertamente su oposición al dirigente ultra.
"Haider practica un populismo puro, pero la gente que se deja
manipular es tonta y cobarde. Además, los partidos políticos locales son
ultraderechistas como en ninguna otra parte. Haider no es brillante, lo que
sucede es que los otros son tontos a más no poder", asevera Pfleger.
El director teatral cuenta que los democristianos y los
socialdemócratas se han resignado a vivir como comparsas de Haider. Pfleger
denuncia que el dirigente ultra hace y deshace y no hay cargo importante que no
esté manejado por uno de sus incondicionales.

Tráfico de influencias
Nadie puede, al parecer, tomar una decisión contraria a Haider.
Por ejemplo, se convocó con recursos públicos un concurso para adjudicar la
construcción del estadio local, que debería ser una de las sedes del campeonato
europeo del 2006. En contra de lo que se esperaba, ganó una empresa que Haider no
quería y entonces desató una guerra de proporciones considerables para adjudicar
la obra a una empresa amiga, que era además la que más cobraba. Fue un escándalo
de tráfico de influencias en el que hubo curiosas decisiones de los gobiernos
local y federal, de la fiscalía y de la justicia.
"Lo grave es que el Gobierno de Haider es uno de los peores de
Austria. Carintia tiene unos índices macroeconómicos negativos, la capacidad de
adquisición per cápita es la más baja y el endeudamiento público es abismal",
afirma Rolf Holub, jefe del partido Los Verdes, que ingresó en el Parlamento
regional hace un año.

Coalición 'rojiverde'
No fue fácil, ya que, como en ningún otro lugar, para entrar en
el Parlamento hay que superar la barrera del 10% de los votos impuesta por
Haider. "Nuestra victoria demuestra que las cosas han comenzado a cambiar y eso
será todavía más claro si, como se espera, cae el Gobierno austriaco y se
establece una coalición rojiverde", afirma Holub.
Salvo en Carintia, el electorado austriaco le ha dado la
espalda a Haider. Los sondeos favorecen a la oposición, pese a que el camaleón
Haider ha adoptado el color más sobresaliente de Klagenfurt.

El Periódico
GONZALO CÁCERES
KLAGENFURT / ENVIADO ESPECIAL

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