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El asesino de la escuela era neonazi

Un adolescente introvertido, con problemas familiares y admirador de
Adolf Hitler fue el causante de la matanza del lunes en una escuela de la
reserva india de Red Lake, en una región remota en el norte de Minnesota
(Estados Unidos). Jeff Weise, de 16 años, asesinó primero a su abuelo -policía
de profesión- y a la novia de éste, de quien tomó las armas. Luego se dirigió a
la escuela, donde mató a sangre fría a un guardia de seguridad, a un profesor y
a cinco compañeros alumnos antes de quitarse la vida. Otros 7 estudiantes
quedaron heridos de diversa gravedad por los disparos.

Floyd Jourdain Jr, presidente de la tribu chippewa -también conocida
como ojibwa- calificó lo sucedido como "el día más oscuro en la historia de la
comunidad". En la reserva, que ocupa una extensión de más de 3.300 kilómetros
cuadrados -casi tan grande como la isla de Mallorca- cerca de la frontera con
Canadá, viven unas 5.000 personas.

El móvil del múltiple crimen podría derivarse de la personalidad de
su autor, un muchacho de pocos amigos, que se sentía maltratado en su entorno y
con un trasfondo familiar complicado. Su padre se suicidó hace cuatro años y su
madre está internada en una residencia con graves daños cerebrales a
consecuencia de un accidente de tráfico. En la escuela sabían que Weise era
asiduo de páginas de internet frecuentadas por neonazis. Él mismo se presentaba
como Todesengel -en alemán, ángel de la muerte-,native nazi (nazi nativo) y
seguidor de Adolf Hitler, según informó ayer el periódico Saint Paul Pioneer
Press."Supongo que siempre he manifestado una admiración natural hacia Hitler y
sus ideales, y su coraje en atacar naciones más grandes", afirmó el asesino en
un foro para neonazis. Al parecer, fue interrogado por la policía por un
supuesto complot, el año pasado, para atacar la escuela en el aniversario del
nacimiento del dictador alemán.

El comportamiento del asesino delataba una perturbación psicológica
grave en el momento en que ocurrieron los hechos. Weise sonrió antes de apretar
el gatillo y preguntó a algunas de sus víctimas, entre ellas su amigo Ryan, si
creían en Dios, instándoles a rezar antes de dispararles un tiro en la cabeza.
Al menos una estudiante le gritó para que parara la locura. En un aula se
atrincheraron.

Reggie Graves, uno de los alumnos supervivientes, dijo que se
percató de que algo grave estaba pasando cuando, en medio de la proyección de
una película sobre Shakespeare, oyó un disparo. Weise acababa de abrirse paso a
través del arco detector de metales de la entrada de la escuela disparando
contra el guardia, que iba desarmado. El homicida era ya un estudiante que
participaba en un programa especial para alumnos con problemas. En lugar de ir a
la escuela, un tutor volante le impartía clases en casa.

El del jueves fue el segundo tiroteo mortal ocurrido en una escuela
de Minnesota en el último año y medio. Dos alumnos murieron en septiembre del
2003 en un colegio de Cold Spring por disparos de un compañero que tenía sólo 15
años.

La tragedia de Red Lake hizo reabrir el debate sobre el fácil acceso
a armas de fuego en Estados Unidos y sobre la seguridad en las escuelas. En el
año escolar 2003-2004 se conta-bilizaron 49 muertes violentas en centros
docentes. Este año, contando el suceso de Minnesota, ha habido ya 28.

La controversia es eterna sobre la venta de pistolas y armas
automáticas. El pasado septiembre el tema volvió al primer plano de la
actualidad cuando expiró una moratoria de diez años sobre venta de armas de
asalto semiautomáticas. Ni el presidente Bush ni el Congreso, controlado por los
republicanos, hicieron presión alguna para extender la moratoria. Las elecciones
estaban muy cerca y el apoyo del más poderoso lobby proarmas, la Asociación
Nacional del Rifle (NRA), era importante para ganarlas.

La cuestión es delicada porque muchos estadounidenses aman la caza y
consideran que poseer armas forma parte de su indiosincrasia, no en vano la
segunda enmienda de la Constitución protege el derecho de ir armado.

El hecho de que última matanza ocurriera en una reserva india remota
pudo influir en que el seguimiento mediático no fuera tan extraordinario como en
otras ocasiones. Las reservas indias están entre las zonas más deprimidas del
país y ofrecen imágenes propias del Tercer Mundo. El desempleo es alto, hay
mucho alcoholismo y desestructuración familiar. Estos factores fomentan la
violencia. Además, el tipo de alimentación moderna y el ritmo de vida sedentario
impuesto en pocas generaciones a pueblos nómadas y cazadores que eran
físicamente muy acy tivos los ha hecho muy vulnerables a la obesidad y la
diabetes. Causa impresión ver los grandes centros de diálisis renal con que
cuentan los dispensarios médicos de las reservas.

En la página de internet de la reserva de Red Lake se explica con
orgullo y rabia la pugna entre los chippewa y el Gobierno por sus tierras
ancestrales, un conflicto que se remonta a 1889 que aún se dirime en los
tribunales. Los nativos americanos esgrimen siempre su condición de naciones
soberanas que fueron desposeídas de sus medios de sustento por tratados injustos
y engaños. Los largos procesos judiciales son una historia muy común entre otras
tribus que no se resignan a diluirse en el magma estadounidense y reivindican
una patria propia.

LA VANGUARDIA DIGITAL
EUSEBIO VAL - 23/03/2005
Corresponsal. WASHINGTON

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