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El FBI acabó con Filiberto

Ojeda Ríos falleció en el aniversario de una rebelión, realizada en 1868,
contra el Gobierno españolDurante más de 15 años fue el puertorriqueño más
buscado por el Gobierno federal de Estados Unidos. Finalmente, las balas del FBI
lo encontraron y acabaron con la vida de Filiberto Ojeda Ríos, de 72 años, líder
del Ejército Popular Boricua, Los Macheteros. La muerte le llegó durante una
larga operación policial que se inició el viernes por la tarde en una residencia
de la localidad de Hormigueros, a unos 150 kilómetros al oeste de San Juan.

Cuando se conoció su muerte, cientos de admiradores del "héroe
independentista" organizaron una vigilia frente a las oficinas del FBI en San
Juan el sábado por la noche. Con caras tristes, unas mujeres sujetaban una
pancarta en la que se leía Filiberto Ojeda, patriota. Cerca de ellas, un hombre
levantaba al aire un machete en honor al líder caído, según recogían las cámaras
de televisión.

Aunque trompetista de profesión, Ojeda Ríos se entregó a la causa del
independentismo. El 12 de septiembre de 1983 protagonizó un espectacular robo de
7,2 millones de dólares a un furgón de transporte de la compañía Wells Fargo en
Hartford (Connecticut). Al estilo Robin Hood, el bandido caritativo Ojeda Ríos
usó el dinero para repartir regalos a los niños pobres puertorriqueños y para
promover la independencia de la isla. El líder de Los Macheteros fue liberado en
1988 tras el pago de una fianza de un millón de dólares, después de pasar tres
años en la cárcel a la espera de juicio por el asalto a la Wells Fargo.

Pero en 1990 violaba su libertad condicional y se arrancaba del tobillo el
grillete electrónico que controlaba sus pasos. Tras la violación de su libertad
condicional, un juez de Connecticut le condenó en ausencia a 55 años de prisión
por el atraco contra la compañía de transportes. Desde entonces el FBI se
convirtió en su sombra.

Los Macheteros llevaban más de una década inactivos. El grupo se atribuye
el bombardeo en 1981 de 11 aviones militares de una base estadounidense en
Puerto Rico donde murieron dos marines. Filiberto vivió en la clandestinidad,
con su barba blanca y su eterna guayabera, durante más de 15 años. Murió con las
botas militares puestas, con un pantalón de camuflaje, un chaleco antibalas y
una pistola con dos cargadores, según informó el FBI en un comunicado. Un
auténtico mito para los independentistas puertorriqueños, Ojeda Ríos moría en el
aniversario de una breve rebelión ocurrida en 1868 contra el Gobierno colonial
español en el pueblo de Lares. El líder independentista solía distribuir en esta
fecha un discurso grabado en el que recordaba la gesta. "No es una
coincidencia", decía a la CNN Héctor Pesquera, presidente del movimiento
independentista Hostosiano. "Eligieron el momento, la fecha y las circunstancias
políticas para llevar a cabo el asesinato", comentó Pesquera.

España perdía Puerto Rico y EE UU se hacía con la isla en la guerra de
1898. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses aunque no tienen
derecho a votar al presidente de la nación, no tienen representación en el
Congreso de EE UU pero tampoco pagan impuestos. La mayoría de los
puertorriqueños se dividen entre los que quieren que la isla siga formando parte
de EE UU y los que desean un estatuto similar al de la Commonwealth británica.
Una pequeña pero activa minoría defiende la independencia. Puerto Rico criticó
ayer la manera en la que el FBI llevó a cabo el asalto. "Siempre dije que cuando
quisieran arrestarle tendrían que matarle", manifestó a la agencia Associated
Press Juan Mari Bras, un veterano líder de la independencia. El agente especial
a cargo de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) para Puerto Rico, Luis
Fraticelli, dijo a la agencia Efe: "Negociar con Ojeda Ríos no iba a funcionar".
Fraticelli recordó a modo de excusa que en 1985 el líder machetero ya estuvo
cercado e intercambiando disparos con el FBI durante más de 45 minutos.
Justificó Fraticelli que se hubiese tardado más de 24 horas en informar sobre el
operativo para no comprometer la seguridad de los agentes que participaban.

ELPAIS.es
YOLANDA MONGE - Washington

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