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300 Subsaharianos intentan entrar a Melilla por diferentes puntos de la valla fronteriza

A las 22.20 del domingo, 300 inmigrantes subsaharianos, provistos de más
de 100 escaleras, se lanzaron por sorpresa al asalto de la valla fronteriza que
separa Marruecos de Melilla. 10 de los 80 guardias civiles que intentaron
rechazarlos resultaron heridos, y un número indeterminado de asaltantes logró
introducirse en la ciudad.

En lo que va de año, los subsaharianos que acampan en los montes
marroquíes que rodean Melilla han realizado más de una decena de asaltos
multitudinarios a la ciudad. El último se produjo la madrugada del pasado
viernes.

"Utilizan tácticas y estrategias militares", afirma el delegado del
Gobierno en la ciudad autónoma, José Fernández Chacón. "No descartamos que entre
ellos haya milicianos de las muchas guerras que sufre África".

El domingo, los inmigrantes estaban ocultos en los pinares situados entre
Río Nano y Los Pinos, al norte de Melilla. A las 22.20 surgieron de la espesura
en tres grupos de 100 hombres cada uno. A lo largo de un frente de un kilómetro,
lanzaron sus escaleras, hechas de pino y cuerdas o tejidas con pitas, sobre la
doble valla fronteriza, que en esa zona tiene tres metros de altura, más otro
metro de alambrada.

El ataque sorprendió a los guardias. Sus prismáticos de visión nocturna y
sus cámaras de infrarrojos no lograron penetrar la espesura. Además, la hora era
inusual: los 12 asaltos masivos que había sufrido Melilla este año se produjeron
de madrugada.

Desde las torretas, los reflectores iluminaron la noche, y todos los
agentes que patrullaban los 12 kilómetros de perímetro fronterizo hicieron rugir
sus todoterrenos al acudir a repeler el ataque.

Lo que ocurrió recuerda los asaltos a las fortalezas en la Edad Media. Los
inmigrantes trepaban por las escalas y saltaban sobre la primera valla en sólo
15 segundos. Recogían entonces otras escalas que les lanzaban sus compañeros y
salvaban la segunda verja como gatos. "Son atletas", explica el delegado del
Gobierno.

Los guardias, equipados con material antidisturbios, se interponían y
trataban de rechazarlos con sus escudos, pero se veían superados por los
corpulentos asaltantes, que trataban de arrollarlos. Las oleadas duraron 45
minutos, durante los cuales un número indeterminado de subsaharianos logró
introducirse en la ciudad. Los demás volvieron a esfumarse en la espesura. La
policía marroquí detuvo ayer a 87 de ellos. Más de cien escaleras fueron
recogidas por la Guardia Civil.

Cuando logran entrar en Melilla, los inmigrantes corren a la comisaría,
donde la policía les abre expedientes de expulsión. Luego son trasladados al
Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). En la mayoría de los casos,
su repatriación es imposible, porque sus países no los reconocen como
ciudadanos. Al Gobierno no le queda más opción que trasladarlos a la Península y
ponerlos en libertad.

ELPAIS.es
TOMÁS BÁRBULO - Madrid

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