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Un año sin Roger

Los amigos de Roger creen que a él no le hubiera gustado que
se organizara ningún acto en su recuerdo, pero ayer le rindieron tributo para
que no se olvide la existencia de agresiones de este tipo.
Joan es uno de los amigos de Roger que, impotente, le vio
desangrarse aquella noche frente a la parada de metro de Fontana. Utiliza este
nombre ficticio porque prefiere guardar el anonimato. Los ánimos estaban
caldeados ayer, día que se cumplía un año de los hechos. En el ambiente pesaba
también la denegación del permiso municipal para celebrar las fiestas
alternativas de la plaza de Rovira, a las que concurrían buena parte de los
okupas, como Joan y Roger.
"Es increíble. Parece que digan que, como fuimos atacados y
mataron a un compañero nuestro, somos un peligro para el orden público, porque
podemos atraer a los fachas", señala Joan. Los hechos ocurrieron la noche del
sábado 14 de agosto, a la una de la madrugada. La calle de Gran de Gràcia, en
plena fiesta mayor, estaba transitada. En la acera de enfrente de la parada de
metro un grupo de jóvenes de estética skin alcanzaron a otro de estética punk,
en el que estaba Roger, y, levantando el brazo al grito de "Heil Hitler", les
insultaron.

Cuchillo de degüelle
Varios testigos confirman esta version y el posterior
apuñalamiento en el cuello, por parte de uno de los neonazis, que atacó a la
víctima con un cuchillo de degüelle (un puño americano con un pincho y una
cuchilla incorporados), hiriéndole de muerte, aunque todavía permanecería en
coma cuatro meses.
Joan se encontraba a pocos metros de allí en ese instante, en
la plaza del Diamant. "Me acababa de cruzar con los nazis 20 minutos antes. Nos
miramos, pero decidimos perdernos entre el tumulto en la calle de Verdi y pasar
de ellos".
"Al cabo de un rato --prosigue Joan-- llegó un chaval gritando
que habían apuñalado a un chico. En ese instante supe que eran los mismos de
antes. Habían salido de caza a las fiestas de Gràcia". Cuando llegó a Fontana
todavía pudo ver cómo algunos neonazis blandían un poste de la acera en actitud
amenazante y a su amigo en el suelo, en un charco de sangre. La Guardia Urbana
llegó al momento y pudo arrestar al agresor y al resto del grupo.
"Algún vecino llamó diciendo que había una batalla campal, y
ese término saltó a los medios, pero sólo fue una agresión de los nazis",
puntualiza Joan. Días más tarde, el concejal de Gràcia, Ricard Martínez, tildó
los hechos de "agresión fascista" y el distrito se personó como acusación
particular.
Un año después, el único detenido es el autor confeso de la
puñalada, Aitor D.C., de Valencia, que se encuentra en prisión preventiva a la
espera de juicio desde que la víctima falleciera el 10 de diciembre de 2004. Sus
amigos y familiares se quejan de que no se dictara prisión preventiva hasta
entonces. En septiembre, habrá nuevas vistas ante el juez, que deberá decidir si
el agresor abandona la cárcel hasta la celebración del juicio.

Okupa y punk
Según Joan, trifulcas de este tipo ocurren en Gràcia un par de
veces al año, aunque no suelen acabar con resultados tan trágicos como en el
caso de Roger. "Creo que la mayoría vienen de fuera de Barcelona, de Sabadell,
Terrassa o Sant Feliu. Buscan a independentistas y a punks", explica Joan.
"A Roger le han definido como okupa. Lo era, aunque él se
hubiera calificado antes como punk", añade. "Venía de una familia de la zona
alta y, pudiendo tenerlo todo, prefirió vivir en casas okupas. Era un coco de la
informática y llevaba el mantenimiento de los ordenadores y las instalaciones
eléctricas. Ahora, nos tenemos que espabilar sin él".

El Periódico
MAR VALLECILLOS
BARCELONA

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