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La Generalitat pide ayuda a Marruecos para frenar la llegada de menores no acompañados

La alarma por el aumento del número de menores marroquíes no
acompañados que llegan a Barcelona ya no sólo preocupa a los educadores de calle
o a la Generalitat, sino que también es compartida por las autoridades
marroquíes. Ayer una delegación de alto nivel del Gobierno de Marruecos expresó
a la consellera de Benestar i Família, Anna Simó, su "preocupación" y su deseo
de hallar salidas, aunque respecto a la posible creación de un centro de
formación sociolaboral en Tánger -para menores repatriados y residentes no
escolarizados- aplazó su respuesta hasta el mes de septiembre.

Oficialmente el comité ad hoc catalano-marroquí sobre menores
inmigrantes no acompañados reunido ayer en Barcelona comparte el diagnóstico:
los centros de acogida de Catalunya se encuentran en situación límite, con 563
menores no aompañados bajo protección de la Generalitat. A esta cifra se suman
otros menores que deambulan por la calle, hecho negado por la Generalitat aunque
confirmado por educadores de calle. Los menores acogidos tienen una edad
promedio de 15,4 años, que cada año se reduce más, lo que dificulta el proceso
de inserción laboral. La consellera lo resumió en una frase: "No podemos
permitir que el actual ritmo de llegada ponga en peligro la protección de esos
menores". Los recientes conflictos en los centros Castell, de Santa Perpètua de
Mogoda, y Alcor, de Poblenou, son un síntoma.

Pero las soluciones no van a llegar rápidamente. Mohamed Talbi,
director de l´Entraide National del Ministerio de Desarrollo Social, de la
Familia y de la Solidaridad; Jaouad El Himdi, director de Asuntos Consulares del
Ministerio de Asuntos Extranjeros, y Abdelhamid Begdouri, director de
Integración Social de la Secretaría de Estado de la Familia, se mostraron muy
prudentes, aunque avanzaron que su Gobierno estudia mejoras políticas de
desarrollo humano y social para el 2007 y un Plan de Infancia. Extraoficialmente
se sabe que Marruecos está dispuesto a invertir 1.000 millones de euros en cinco
años, de los cuales un 60% serán aportados por el Gobierno, un 20% por los
ayuntamientos y otro 20% por las empresas. Por la tarde, durante una visita al
taller de día para menores marroquíes de la calle Riereta de Barcelona,
gestionado por la asociación Apip, esas mismas autoridades reiteraron que se ha
iniciado una encuesta para delimitar los déficits de servicios por provincias y
reiteraron la ambición de los planes emprendidos, pero también pidieron
cooperación ante las dificultades de un país donde el 60% de la población tiene
menos de 20 años.

Hussin, un joven de 17 años que lleva 5 meses acudiendo al centro
Riereta, y Ahmed, de 16 años, que lleva 4 meses en Barcelona, simbolizan la
situación de esos menores. Ambos están contentos con lo que están aprendiendo
-por la mañana clases de alfabetización, por la tarde, de pintura- en el centro,
pero su deseo es poder trabajar cuanto antes mejor para poder enviar dinero a
sus padres que han quedado en un pueblo del sur. "La comida es mucho mejor
aquí", dice Ahmed, aunque se queja de la cama y del gran número de jóvenes que
hay en el centro Alcor donde acude cada día a dormir. Pero lo que tiene claro es
que no piensa volver. "Allí no hay trabajo para los diez hermanos que somos en
casa", dice en una mezcla de castellano y francés.

También ayer, en Sevilla, el embajador de Marruecos en España, Omar
Azziman, aseguró que su Gobierno presentará en la próxima reunión de otra
comisión mixta hispano-marroquí propuestas "serias" para encontrar "salidas" al
problema de los menores. El embajador se entrevistó con el presidente de la
Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y aseguró que "existe el riesgo de que estos
menores puedan ser captados por redes de prostitución o de tráfico de drogas".
Recalcó que "no tiene ningún fundamento" la idea extendida de que Marruecos no
hace lo suficiente para evitar la salida de los menores de su país. No obstante,
destacó que Marruecos ha pasado a ser un país de inmigración con el aumento de
la llegada de subsaharianos que "se quedan en Marruecos y nuestra la economía no
puede absorber ese flujo".

LA VANGUARDIA DIGITAL
JOSEP PLAYÀ MASET - 06/07/2005
BARCELONA

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