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Un inmigrante Marroquí es abatido a tiros por la policía local en Logroño

Una vecina había alertado poco antes a la Policía Local de que en el tercer piso del número 20 de la céntrica calle se había desatado una pelea, al parecer entre el inquilino y la casera de la vivienda, que le reclamaba el pago de alguna mensualidad pendiente. Una patrulla, que se presentó de inmediato en el lugar de los hechos, fue recibida violentamente por el agresor, que lanzó a los agentes una bombona de butano. Ante la agresiva actitud del individuo, los policías piden refuerzos, a los que lanza otra bombona. A partir de ese momentos se desencadenan los hechos a una velocidad tan vertiginosa que sorprende a los numerosos curiosos que paseaban por la zona comercial. Así, mientras algunos policías intentan distraer al agresor, dos de sus compañeros suben por la escaleras hasta el tercer piso, donde una mujer les abre la puerta. Nada más ponerla a salvo, el inmigrante aparece en el descansillo armado con dos cuchillos de cocina. Uno de los agentes, que habían subido pistola en mano,
dispara al individuo, al que da por abatido. Pero décimas de segundos después, éste se incorpora y arrolla a los dos integrantes de la patrulla policial, que ruedan por las escaleras. Es entonces cuando el agresor recupera uno de los cuchillos y, además, logra hacerse con la pistola que uno de los agentes pierde en la refriega. Con ambas armas en sus manos el individuo persigue escaleras abajo a los policías. Una vez en la calle, mientras varios efectivos intentan poner a cubierto a los numerosos testigos, comienza a disparar a los policías, que repelen la agresión con sus armas reglamentarias.

En el tiroteo, el agresor recibe en su cuerpo hasta seis impactos de
bala, que no afectan a ningún órgano vital, pero que obligaron a ingresarle en
el Hospital San Millán.

Según fuentes del centro sanitario, que no hizo público parte oficial alguno, las heridas se concentran en las piernas y obligaron anoche a intervenirle de urgencia por un equipo de traumatólogos. Al parecer, el individuo, que recibió las primeras curas en el lugar de los hechos, padece alguna fractura sin que se tema por su vida, salvo complicaciones que pueden derivarse de la severa pérdida de sangre que sufrió. Mientras, seis agentes fueron atendidos en el centro de salud Espartero, tres de ellos por cortes por arma blanca y otros tres, por contusiones. Además, varios de ellos tuvieron que recibir asistencia psicológica.

Café con leche

El tiroteo causó el pánico en la zona. Fue el caso de los trabajadores y clientes del bar Ritz. «Hemos pasado muchísimo miedo, nos hemos escondido detrás de la barra, en la cocina y en el baño. Todavía tengo el corazón acelerado», admitía una responsable del local.

Se da la circunstancia de que el agresor se había tomado un café con
leche momentos antes del tiroteo en el mismo bar a cuyas puertas cayó finalmente
abatido después de cruzar la calle pistola en mano. «Parecía muy majo, ha estado
los últimos tres días. Venía, pedía café con leche, pagaba, se lo tomaba y se
iba».

La Guía de La Rioja en Internet
ROBERTO G. LASTRA./LOGROÑO

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