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El embajador de Marruecos en París viaja a Perpiñán para pedir calma y seguridad

El embajador de Marruecos en París, Fathalla Sigilmassi, se trasladó
ayer hasta Perpiñán con la intención de reclamar calma a los ciudadanos de este
país que residen aquí tras los graves disturbios que se produjeron a raíz del
asesinato a tiros de su compatriota Driss Ghaib, el pasado domingo por la tarde.

Como representante de la autoridad marroquí en Francia, "haré todo
lo que pueda para que esta comunidad sea respetuosa y esté en armonía con el
país de acogida -que en muchos casos es también su país debido a la posibilidad
que tienen de disponer de la doble nacionalidad-, pero también, y de la misma
manera, para velar por que su derecho a la seguridad esté garantizado", comentó.
Para Sigilmassi, la estancia o la vida en Francia de todos los marroquíes tiene
que desarrollarse "con estricto respeto a las leyes de este país".

El embajador de Marruecos en Francia llegó ayer al mediodía a
Perpiñán para mantener una reunión con representantes del colectivo de
ciudadanos originarios de aquel país que residen en Perpiñán y con las
autoridades francesas y para trasmitir a la familia del fallecido el domingo las
condolencias en nombre del reino de Marruecos. Durante la reunión, en la que
participaron unas 200 personas, el embajador escuchó las explicaciones sobre la
situación que vive la ciudad y el colectivo de magrebíes los últimos días y, al
finalizar, explicó que había podido constatar que las sensaciones en la mayoría
de sus interlocutores habían sido de "miedo, preocupación por la seguridad y
deseo de protección", pero que en ningún momento "nadie ha expresado la voluntad
de venganza".

Mientras, Perpiñán procuraba recuperar la normalidad, aunque aún no
lo lograba del todo. Si el lunes gran parte de los habitantes intentaban
reponerse del sobresalto que les provocaron los disturbios del domingo o a
reparar los daños causados por quienes participaron en ellos y otro buen número
de vecinos prefería quedarse en casa y esperar, ayer las tiendas y comercios
abrieron con más normalidad e intentaron aplicar el horario habitual; las gentes
volvieron a llenar las calles y plazas del centro de la ciudad. Se calcula que
entre un 30% y un 40% de la comunidad gitana ha abandonado la ciudad.

De todos modos, la presencia policial por todos lados era una
muestra de que la normalidad aún no se había restablecido. Los controles
policiales son frecuentes en cualquier punto de la ciudad desde el lunes. Coches
oficiales de los diferentes cuerpos de seguridad franceses recorren las calles
de Perpiñán junto a vehículos de policía camuflados. Los agentes paran e
identifican a todas las personas que les parecen sospechosas. Los registros en
vehículos y la identificación y el cacheo de personas en plena calle eran ayer
escenas bastante frecuentes. Asimismo, se mantiene la prohibición de la venta de
gasolina a granel.

Y mientras la ciudad de Perpiñán intentaba recuperarse de los duros
altercados, la policía y la fiscalía continuaban las investigaciones para
intentar esclarecer el asesinato, el domingo a media tarde, del ciudadano de
origen marroquí de 43 años Driss Ghaib.

Según explicó el fiscal jefe de Perpiñán, Jean Pierre Dreno, de nada
ha servido el análisis de las cintas de vídeo grabadas por algunas de las
cámaras de vigilancia que se encuentran instaladas en los barrios del centro de
la ciudad. En Perpiñán, explicó el fiscal, existe un total de 17 cámaras de
vídeo que funcionan con normalidad, mientras que otras 30 no lo hacen porque aún
no ha sido autorizado su funcionamiento o no están conectadas. Precisamente a
pocos metros del número 31 de la calle Dugommier, el lugar donde se produjo el
asesinato de Driss Ghaib, está instalada una cámara junto a la que un rótulo
recuerda a los ciudadanos que su presencia en ese punto tiene como fundamento
garantizar la seguridad.

Así pues, por ahora nada se sabe sobre quiénes pudieron ser los
asesinos del ciudadano marroquí ni cuáles los móviles que provocaron el
asesinato. La única novedad se circunscribe a los resultados de la autopsia que
se practicó a la víctima, que ha permitido determinar que fueron cinco y no
cuatro los impactos de bala que recibió Driss.

Por otra parte, la actividad continuaba ayer siendo intensa en el
Palacio de Justicia, donde desde el lunes se celebran las vistas contra los
acusados por los disturbios del domingo por la noche y la madrugada del lunes.
Hasta ayer, la justicia había condenado ya a cuatro de los detenidos a penas de
prisión que oscilan entre los tres meses y un año de cárcel.

LA VANGUARDIA DIGITAL
ANTONI F. SANDOVAL - 01/06/2005
PERPIÑÁN

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