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Amnistía Internacional denuncia las políticas de miedo en nombre de la libertad y la justicia

"Los gobiernos no están cumpliendo su promesa de establecer un orden
mundial basado en los derechos humanos, sino que están siguiendo una nueva y
peligrosa agenda en la que se utiliza el lenguaje de la libertad y la justicia
para aplicar políticas de miedo e inseguridad", afirma la secretaria general de
Amnistía Internacional (AI), Irene Khan, que ayer presentó en Londres el informe
anual de la organización de defensa de los derechos humanos.

El informe anterior y la presentación que hizo entonces Kahn fueron
demoledores al denunciar los efectos de la llamada guerra contra el terror.
Exactamente un año después, AI corrobora lo dicho. "El mundo se ha vuelto más
peligroso", decía Khan, por culpa del terrorismoy de la "agenda de seguridad
global" promovida por Estados Unidos para darle respuesta, dando como resultado
"el mayor ataque a los derechos humanos y el derecho internacional en más de
medio siglo". Ayer, la secretaria general de AI insistió en que "los gobiernos
rehúsan interrogarse sobre la ineficacia de su acción contra el terrorismo y se
obstinan en aplicar estrategias manifiestamente inoperantes pero cómodas en el
plano político".

En un año, el 2004, de nuevo trágico, los atentados del 11-M en
Madrid y la escuela de Beslán, en territorio ruso, serían la prueba de que
"EE.UU. y sus aliados persisten en estrategias ineficaces" contra el terrorismo,
cuyo incremento supone "una verdadera escalada de la barbarie", como se ha
podido constatar asimismo en "la decapitación televisada de cautivos en Iraq".

De la mencionada "nueva agenda" se desprende un elemento inquietante
relativamente reciente: el uso de un neolenguaje que intenta "redefinir la
tortura para hacerla admisible". Es decir, al alud de críticas y denuncias por
la tortura de prisioneros en las cárceles de Abu Ghraib y Guantánamo, el
Gobierno de Washington -al que Khan acusó de "bancarrota moral" y de "falta de
liderazgo, de visión y de principios"- estaría legalizando la tortura mediante
nuevas definiciones: "manipulación sensorial", "posturas estresantes" o "presión
física moderada" encubren conceptos como no dejar dormir al prisionero,
mantenerlo encapuchado y de pie durante horas o días, o simplemente golpearlo.
Estas "técnicas de mejora de los interrogatorios", tienen su origen "en las
practicadas en el Ulster en los años setenta o en Israel en los noventa",
recordó ayer en la presentación del informe en Barcelona el presidente de
AI-Catalunya, Alfonso López. "El propio fiscal general, Alberto González -el
ministro de Justicia estadounidense-, ha hablado de presión medioambiental, y
este tipo de mensajes está calando en países como Pakis-tán o Egipto, adonde se
han trasladado presos de Guantánamo para ser interrogados". La prisión
estadounidense en la isla de Cuba, por cierto, es definida por Irene Khan como
"el gulag de nuestro tiempo".

Pero no todo fue negativo en el 2004. Amnistía destaca que
instancias judiciales en Gran Bretaña y EE.UU. pidieron el fin de los
encarcelamientos extrajudiciales. Los law lords -la alta instancia jurídica
británica- han declarado "ilegal y disciminatoria" la detención de extranjeros
sospechosos de terrorismo sin plazo, cargos ni proceso. Y en el haber de la
defensa de los derechos humanos hay que anotar también nuevas adhesiones al
Tribunal Penal Internacional y a la abolición de la pena de muerte, y avances
legislativos en Turquía y Marruecos.

LA VANGUARDIA DIGITAL
FÉLIX FLORES - 26/05/2005
BARCELONA

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