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Asalto ultra a la plantilla del Atlético

La tensión que rodea al Atlético de Madrid tras otra temporada en la
que no se han cumplido las expectativas creadas superó ayer todas las cotas
imaginables con un incidente espectacular mientras la plantilla se entrenaba,
obligándola a meterse en el vestuario. Una veintena de aficionados
pertenecientes al grupo radical Frente Atlético saltaron al césped para insultar
gravemente a los jugadores y cuerpo técnico, con quienen llegaron a enfrentarse
verbalmente, y a punto se estuvo de llegar a las manos con Miguel Bastón, el
preparador de porteros, que fue quien más se encaró con ellos y a quien
amenazaron de muerte.

Nadie escapó a su ira, ni siquiera el ídolo rojiblanco, Fernando
Torres, el primero que trató de frenarlos. Luego fue el meta Leo Franco quien
tuvo un duro intercambio de palabras con algunos de esos ultras.

Finalmente, abandonaron el campo pacíficamente y para cuando la
Guardia Civil llegó a la ciudad deportiva de Majadahonda, quince minutos después
del incidente, los ultras ya habían desaparecido.

El técnico, César Ferrando, indicó que "a nadie le gusta que vengan
a tu casa y que te digan cuatro cosas. Comprendo que haya gente que esté
enfadada y que lo quiera demostrar. Lo han hecho y ya está... no vamos a hablar
más de esto".

Que las aguas bajan turbias por el Manzanares es cosa sabida desde
hace meses. La trayectoria liguera estaba siendo aceptable hasta que, llegado el
tercio final y decisivo del campeonato, el equipo se ha hundido y tiene
imposible meterse en una competición europea, algo que parecía factible allá por
marzo, cuando el Atlético pudo meterse en puesto de Champions League de haber
ganado al colista, el Numancia. Perdió en el último minuto y entró en barrena
hasta el punto de que sólo ha sacado cuatro de los últimos dieciocho puntos en
disputa.

Así las cosas, la Copa del Rey se convirtió en la tabla de salvación
de la temporada. El equipo estaba en semifinales y tenía el partido de vuelta en
casa. Osasuna era su rival. La derrota por 1-0 en la ida parecía superable. Sin
embargo, el Atlético firmó un penoso 0-0 en su campo y se abrió la caja de
Pandora.

Los aficionados silbaron a todos los jugadores, pidieron la cabeza
del técnico y volvieron por primera vez la mirada al palco, donde un asustado
Enrique Cerezo tuvo que aguantar a cientos de aficionados airados que le
insultaron y pidieron su marcha.

El pasado domingo, una nueva decepción contra el Betis en el
Calderón reprodujo el cabreo de la afición el día de la peor entrada en muchos
años en el estadio colchonero. Apenas 15.000 seguidores acudieron cuando la
media es de 45.000. El club, por medio de un comunicado oficial, rechazó
"enérgicamente" los hechos protagonizados por esos aficionados ultras y anunció
"medidas de control y sanción" contra ellos. "En la entidad -puede leerse en esa
nota- somos conscientes del malestar social que se genera cuando deportivamente
no se obtienen los resultados deseados, pero, ni siquiera en este contexto,
deben ser toleradas, ni aceptadas, determinadas actitudes que atenten contra los
jugadores, los dirigentes o las instalaciones".

LA VANGUARDIA DIGITAL
JAVIER MAESTRO - 20/05/2005
Madrid

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