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España, un país sin política inmigratoria clara

La inestabilidad normativa y las regularizaciónes periódicas junto
con el desarrollo económico de España y el bajo porcentaje de extranjeros inicial
son tres factores que explican la oleada de inmigrantes de los últimos cinco
años, según el profesor Eliseo Aja, coordinador del estudio La regulación de la
inmigración en Europa.

Del estudio se desprende la necesidad de que España tenga una
estrategia legislativa a medio y largo plazo y un consenso sobre las grandes
líneas de la política de inmigración.

Aja señaló que sería "muy peligroso" que los sindicatos optasen ahora
por una campaña de denuncias contra los empresarios que no hayan regularizado sus
trabajadores porque impediría un futuro acuerdo. Asimismo se aboga por una
actuación coordinada con las comunidades autónomas y los entes locales y por la
elaboración de convenios con los gobiernos de los países de procedencia. Según
este profesor, entre los inmigrantes existe la idea de que "lo importante es
entrar en el país, porque después se acaban por conseguir todos los permisos".

El trabajo, dirigido por Eliseo Aja y Laura Díez y editado por la
Fundació La Caixa, analiza la situación de seis países.

ALEMANIA. El crecimiento sostenido de Alemania y los acuerdos
específicos de reclutamiento hicieron que Alemania pasase de los 686.000
extranjeros de 1960 a los 7,34 millones del año 2002. La mayor parte de estos
inmigrantes provienen de Turquia (26,1%), Yugoslavia (8,1%), Italia (8,3%),
Grecia (4,9%) y Polonia (4,3%). A partir de 1973, tras la crisis, Alemania cerró
formalmente la entrada a nuevos inmigrantes por razones laborales pero crecieron
por reagrupación familiar o asilo, por la situación jurídica especial de los
turcos y por el retorno de alemanes del Este. En los últimos años el flujo
migratorio neto de Alemania es casi nulo. En 2002 se produce un cambio
significativo con los permisos de trabajo y residencia por un máximo de cinco
años a titulados en el área informática, si bien las 20.000 entradas previstas se
quedaron en tan solo 13.000. La ley de 2004 mantiene las importantes competencias
de los länder e introduce políticas de fomento de la integración sociocultural,
incluso con un componente coercitivo. Se refuerzan además las políticas de
expulsión (hay más de 200.000 pendientes).

BÉLGICA. De los 846.700 extranjeros residentes en 2001 (9% del
total), la mayoría procedían de la UE. De los extracomunitarios había 121.000
marroquíes y 69.000 turcos. Las tres regiones (Bruselas, Flandes y Valonia) y las
tres comunidades lingüísticas se reparten las competencias junto al poder
federal. La ley de 1980 fue aprobada por unanimidad pero desde entonces las
diferencias han impedido nuevos acuerdos. En 1999, una regularización benefició a
50.000 personas.

FRANCIA. Desde 1945, Francia dispone de una norma básica. La reformad
e 2003 profundiza en la protección legal frente a la expulsión de los extranjeros
con fuertes vínculos con Francia y endurece las condiciones de entrada y
residencia. No hay un sistema de contingente anual pero se admiten unas 12.000
solicitudes de autorización de trabajo y se pueden conceder permisos de
residencia por un año o por diez, en algunos casos subordinados a la "integración
republicana del extranjero" y al conocimiento de la lengua, valorados por el
Prefecto. No se han dado procesos de regularización.

ITALIA. Los flujos migratorios se aceleran tras la crisis del
petróleo y los conflictos armados de la antigua Yugoslavia. Como España, ha
iniciado varios procesos de regularización para dar una salida al gran número de
ilegales que trabajan en la economía sumergida. El Gobierno de Berlusconi ha
endurecido las condiciones. Así, el ocupador de un inmigrante le ha de pagar el
viaje de retorno una vez finalice el contrato.

REINO UNIDO. Es el país con una experiencia migratoria más dilatada.
En el 2001, de los 59 millones de habitantes, había 3,6 extracomunitarios. Desde
los años 70 se frena la política migratoria y se orienta al reagrupamiento
familiar y a la protección de refugiados. No se dan permisos para trabajos poco
cualificados, excepto para la hostelería. Para la obtención de la nacionalidad
británica se ha introducido una prueba de evaluación de los conocimientos
lingüísticos.

SUIZA. La concesión de permisos de estancia -excepto el derecho de
asilo-, así como las autorizaciones para trabajar son regulados por los cantones.
No existen permisos federales válidos para todo el territorio helvético. En
cambio, las expulsiones en un cantón tienen efectos a toda la confederación.

LA VANGUARDIA DIGITAL
JOSEP PLAYÀ MASET - 05/05/2005
BARCELONA

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