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En EE.UU. : haz patria, caza ilegales

La mujer llegada de Chicago va disfrazada de Rambo y esgrime
un revólver cuando afirma: "Vamos a hacer patria e historia". Como ella,
centenares de estadounidenses enrolados por el proyecto Minuteman a través de
internet se juntarán hoy en Tombstone (Arizona) en el primer día de la temporada
de caza. Bien pertrechados y armados, dedicarán el mes de abril a "cazar
inmigrantes ilegales" en la porosa frontera entre Arizona y Sonora para
"proteger a EEUU de una invasión". Aunque aseguran que sólo denunciarán a los
frijoleros, el organizador, el exmarine Jim Gilchrist, blasona: "La mitad de los
reclutas son soldados retirados entrenados para combatir".
Gilchrist encabezará hoy a "más de 1.000 patriotas y 40
pilotos" que se han alistado atraídos tanto por el título del proyecto,
Minuteman --Hombre minuto, una expresión que evoca a los luchadores
independentistas-- como por el señuelo de unas vacaciones de aventura. "¿Te
interesa pasar hasta 30 días en la frontera como parte de una fuerza de bloqueo
contra los intrusos?", reza la página de internet. El proyecto Minuteman cifra
el coste de la aventura entre menos de 1.000 y casi 3.000 euros. Y añade: "El
área ofrece cosas interesantes: ir de excursión, acampar, montar a caballo y
oportunidades de subir a la montaña".
Los patriotas han elegido Tombstone como lugar de desembarco
porque en un establo de este pueblo conocido como el OK Corral tuvo lugar, en
1881, el tiroteo en el que Wyatt Earp y sus hermanos mataron a tres vaqueros que
vendían ganado robado. Según el analista Raymundo Riva, este hecho "no sólo se
convertiría en el enfrentamiento más famoso del Salvaje Oeste, sino que
redefinió la línea divisoria entre lo legal y lo ilegal que marcó la historia
jurídica de Estados Unidos".

Escenas dantescas
Los ilegales conocen el lugar como "el corredor de la muerte".
La Patrulla Fronteriza, que cuenta con más de 2.000 agentes y 72 cámaras para
vigilar los 300 kilómetros de frontera, detuvo el año pasado a 586.000 sin
papeles. La larga travesía del desierto consumió la vida de más de 100 de los
que consiguieron pasar. El paramédico de la Patrulla Fronteriza, Mario Agúndez,
rememora las escenas dantescas que el calor, el frío, la sed, el hambre y las
serpientes de cascabel dejan en el desierto. Endurece el gesto al decir: "Dos
veces he visto a bebés que se amamantaban de madres muertas".
Los expedicionarios de Minuteman viajarán mañana a Douglas,
lugar que no les será tan propicio como Tombstone. Les han precedido los
supremacistas blancos de la National Alliance para denunciar la "invasión" con
octavillas: "Los no-blancos convertirán América en tercermundista. Vienen por
nuestros trabajos. Traen la delincuencia. Mandemos a su tierra a los que están
aquí". El alcalde, Ray Borane, dice que todo esto es "un insulto para la gente
de Douglas, donde el 95% de la población es mexicana". Una opinión que comparte
el alguacil de la vecina población de Cochise, Larry Dever, quien exige a los
minutemen que cumplan la ley.
El presidente estadounidense, George Bush, dice: "Estoy en
contra de los vigilantes y a favor de hacer respetar la ley de una forma
racional. Para eso existe la Patrulla Fronteriza". Washington reforzará la
patrulla con 500 agentes.

Apoyo a los extranjeros
Varias ONG también han peregrinado al corredor Douglas-Naco
--los 32 kilómetros que patrullarán los hombres minuto-- para vigilar la
cacería. "Llevamos agua, comida y abrigo para los inmigrantes que se queden
varados y pasaremos al otro lado para advertirles de que no es momento de
cruzar", dice el profesor Armando Navarro.
Como muchos, el diputado demócrata por Arizona, Raúl Grijalba,
teme que los minutemen "hostiguen a los indocumentados y, sin capacitación,
acaben por provocar altercados mortales". Frenada en Tejas pero en auge en
Arizona, la cacería de ilegales se convierte en safari. Hasta su precursor, el
ranchero paramilitar Casey Nethercott, fundador de la Arizona Guard, dice que
"los cazailegales están infiltrados por neonazis". Del lado mexicano, un
chiapaneco dispuesto a cruzar junto a varios centroamericanos exclama:
"¡Chinguen a su madre! Ahora no nos vamos a regresar".

El Periódico
vie.1 abr. 2005
TONI CANO MÉXICO

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