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Documental sobre la segunda generación de subsaharianos nacidos o traídos jovenes a Cataluña

La segunda generación de catalanes de origen subsahariano se
debate entre la fidelidad a sus orígenes y la integración en las nuevas
costumbres. Esa búsqueda de la identidad es la que desarrolla el documental
Catalunya negra, que está rodando el realizador congoleño Gilbert-Ndunga
Nsangata. La película se realiza con el patrocinio Centre de Cultura
Contemporània de Barcelona (CCCB), donde se procesa estos días el material de
rodaje. El documental terminará de rodarse en junio.
Gilbert Nsangata era realizador de cine y televisión,
guionista y director de teatro en Brazzaville, cuando la guerra civil del Congo
le golpeó en 1998. Tuvo que abandonar su casa y su trabajo, como miles de
personas desplazadas.
Desde entonces y en compañía de su familia inició un
peregrinaje por África central y por varios campos de refugiados del ACNUR en la
República Democrática del Congo. Gracias a la ayuda que le brindó el Parlamento
Internacional de Escritores consiguió el estatuto de refugiado y ha podido
radicarse en Sabadell, donde vive desde hace tres años con uno de sus hijos.

Más fuerte y solidario
Las penalidades por las que ha pasado le han hecho más fuerte
y también más solidario. "Yo tengo una situación afortunada y quiero
aprovecharlo para ayudar a los que dejé", explica. Y enumera proyectos para
ayudar a los jóvenes de origen africano, como una escuela de actores o una
productora.
Nsangata pasó por Francia, donde, cuenta, la inmigración
africana se ha convertido en un problema. "Aquí es un fenómeno relativamente
nuevo, con lo que es posible procurar una integración mejor y menos traumática",
dice. El cineasta centra su documental en "la segunda generación, los hijos de
los que llegaron hace unos 20 años y ahora tienen unos 15 años". "Son los
catalanes negros", resume.
El cineasta ha realizado diversas entrevistas a adolescentes
subsaharianos, ha visitado los hogares mixtos y se ha reunido con funcionarios
de los distintos servicios de inmigración. En el documental aparecerá por
ejemplo Tidjane, un chico que llegó a Barcelona desde Senegal cuando tenía 2
años. O Sanata, una chica nacida en Mali que vive en La Fulliola, estudia
bachillerato con el objetivo de hacerse psicóloga y es entrenadora de básquet.
En general, explica, "los padres quieren volver a sus países
de origen, viven con una gran provisionalidad creyendo que volverán tras pocos
años de ahorro". Pero los hijos, detecta, "no están tan seguros, no saben nada
de los países de sus padres, pero aquí no les aceptan como catalanes. Sufren una
gran ambigüedad, un gran choque. ¿Quiénes son? ¿Cómo se sienten? ¿Son africanos
o catalanes?"
Durante un rodaje en un pueblo de Girona, Nsangata le preguntó
a un niño pequeño de origen africano qué quería ser de mayor. El crío le
contestó que "paleta", limitando sus aspiraciones y sueños, cuando un niño
catalán hubiera dicho astronauta o médico.
"El problema es que no tienen referencias de la sociedad
catalana", constata Nsangata. "Por un lado sólo reciben de África noticias de
miseria. Aquí las referencias son los negros de Estados Unidos que ven en
televisión", afirma.
En la elaboración del documental se ha encontrado con
numerosas negativas a aparecer en pantalla. Detecta desconfianza y resquemor,
miedo a expresarse con naturalidad. "Creo que la integración requiere un
esfuerzo por ambas partes. Ojalá la sociedad catalana sea permeable para dar las
mismas oportunidades a los niños africanos", ruega este cineasta que conoce bien
el problema. Su propio hijo, que ahora tiene 20 años, ha vivido tres guerras
civiles, el exilio y la incertidumbre del refugiado. "Su mirada es distinta",
concluye el cineasta.

El Periódico
mi.23 mar. 2005
ROSARIO FONTOVA
BARCELONA

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