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Medio millón a ritmo de vallenat

Si hay algo que define a los colombianos por encima de otras
características, es el sentido del ritmo. Una cualidad que no han perdido ni
siquiera quienes llevan muchos años en España, una tierra a la que se han
aclimatado muy bien a pesar de las pequeñas y no tan pequeñas diferencias
culturales y climáticas.

Quizá porque otras nacionalidades latinoamericanas son más numerosas
en España, la presencia de colombianos no es tan visible como la de los
ecuatorianos o peruanos, pero lo cierto es que las estimaciones más creíbles
sitúan el número de ciudadanos del país del café que residen al sur de los
Pirineos alrededor del medio millón.

Su llegada ha crecido al mismo ritmoq ue el resto de la inmigración
española y, con ello, su multiplicación se acentuó desde el año 2000. El 31 de
diciembre de 1992 el Ministerio del Interior tenía registrados en España 5.660
permisos de residencia a nombre de ciudadanos colombianos. Siete años después,
eran aún 8.188. Sólo tres años más tarde, las cifras oficiales contabilizaban
71.231 permisos de residencia. El último recuento oficial, de finales de
septiembre pasado, sitúa el colectivo de los nacidos en Colombia autorizados a
residir en España en 128.367.

Los todavía no autorizados son muchos más. Entre 350.000 y 400.000,
según las apreciaciones de la embajada colombiana en Madrid. Fuentes de la
propia legación diplomática cifran el número de los que podrán obtener
documentación en este proceso extraordinario de regularización alrededor de los
300.000. Dato que se obtiene en función del número de antecedentes penales
colombianos solicitados por sus nacionales. Sabido es que, por vez primera, se
solicita en este proceso un certificado de penales del país de origen del
inmigrante.

ANTECEDENTES PENALES. La propia embajadora, Noemí Sanín Posada,
explicó a La Vanguardia que esta medida es sumamente eficaz, pues en el caso de
los colombianos se ha constatado que el 99% de los que han delinquido en España
lo habían hecho anteriormente en su país. Su Gobierno ha delegado en Madrid a 20
funcionarios para expedir a este lado del Atlántico los certificados judiciales
en este sentido, para evitar que sus conciudadanos tuvieran que pedirlos a sus
familiares en el Nuevo Continente.

Claro que esos cálculos parecen demasiado optimistas a la luz del
recuento provisional de instancias presentadas en las oficinas de la Seguridad
Social durante el primer mes del proceso extraordinario de regularización.

Los colombianos que viven entre nosotros se dedican principalmente a
la hostelería, al servicio doméstico, a la construcción y a la agricultu-ra,
siendo especialmente apreciados en la enfermería. Sanín destaca el elevado nivel
formativo de los inmigrantes de su país, aunque muchos desarrollen tareas no
acordes con su formación por las dificultades para homologar sus títulos en
Europa. La embajadora destaca orgullosa que los empresarios que han trabajado
con inmigrantes de varias nacionalidades tienen un elevado concepto de los
colombianos, pues muestran un alto grado de profesionalidad y un bajísimo índice
de absentismo.

NARCOTRÁFICO. Huyendo del tópico que une a los colombianos con el
narcotráfico -sabido es que Colombia es el principal productor de cocaína del
mundo-, la embajadora alude a un estudio realizado a finales del año pasado por
el sindicato Confederación Española de Policía en el que se define a los
colombianos que residen aquí como el colectivo de inmigrantes con un índice de
delincuencia más bajo.

SE QUEDAN. Otro rasgo característico de la inmigración de este país
es que la inmensa mayoría de quienes llegan a España lo hacen para ahorrar algo
de dinero y regresar, pero muy pocos lo hacen realmente pasados los años. Los
hombres que vienen solos tienen una elevada tendencia a encontrar pareja y
establecerse. Son sólo las madres, con serios problemas de disfuncionalidad
familiar, quienes terminan por volver con sus hijos cuando no encuentran la
ocasión de traerlos con ellas hasta aquí.

Pero los colombianos no ven sólo a España como una oportunidad de
prosperar económicamente. Para muchos artistas colombianos la madre patria es
especialmente una referencia intelectual. El cineasta Sergio Cabrera, los
columnistas Antonio Caballero y Daniel Sanperpisano o el director teatral Álvaro
José Reyes han escogido estas latitudes más templadas para establecer su
residencia sin perder el contacto con su país.

PATRIOTISMO. Y es que ninguno de los alrededor de medio millón de
colombianos llegados a España pierde del todo esa conexión. Prueba de ello es
que las últimas celebraciones del día nacional, el 20 de julio, han reunido en
Madrid a más de 24.000 compatriotas bailando durante horas a ritmo de vallenato.
Toda una demostración de nostalgia y patriotismo.

LA VANGUARDIA DIGITAL
LUIS IZQUIERDO - 06/03/2005
MADRID

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