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La justicia británica establece el derecho de los estudiantes a vestir según su religión

La comunidad musulmana de Gran Bretaña, víctima de un creciente
acoso y discriminación con la excusa del terrorismo, ha obtenido una victoria
inesperada en la lucha contra la islamofobia. El Tribunal de Apelaciones
estableció ayer el derecho de los estudiantes a ir al colegio público con túnica
(y por ampliación, con velo) como una "forma de expresión cultural y religiosa".
Shabina Begum, una huérfana de padre y madre de dieciséis años, iba al colegio
sin rechistar con el uniforme oficialmente autorizado a las niñas musulmanas
(pantalones y una especie de capa por encima), hasta que en septiembre del 2002
informó a la directora de la escuela secundaria de Denbigh (Berfordshire), que a
partir del día siguiente iría vestida con jilbab -prenda hasta los pies-. Tras
varias advertencias infructuosas, la adolescente fue expulsada.

Pero el asunto no acabó ahí. Abogados del Centro Legal para los
Niños se hicieron cargo de su caso y acudieron a la justicia en defensa de su
libertad religiosa, invocando tanto leyes británicas como el acta europea de
Derechos Humanos. Y aunque el juez de primera instancia dictó en su contra, el
Tribunal de Apelación le ha dado la razón. Entre los abogados que representaron
a la joven se halla Cherie Booth, esposa del primer ministro Tony Blair y
especialista en temas de derechos humanos.

La cuestión del velo, el uniforme y los símbolos religiosos como
parte de la indumentaria que los estudiantes llevan al colegio no es tan
polémica en el Reino Unido como en otros países, y no existe una normativa a
escala nacional. En principio cada escuela pública establece su propio código en
consulta con los padres de los alumnos, las autoridades académicas y los líderes
de las comunidades religiosas (Shabina vive en Luton, una ciudad dormitorio de
Londres con un elevado índice de población islámica).

Pero aún así, la sentencia de ayer es un triunfo de las libertades
civiles en un momento de creciente acoso por parte del Gobierno británico, que a
duras penas ha conseguido la aprobación por la Cámara de los Comunes de un acta
de prevención del terrorismo, que autoriza al ministro del Interior a decretar
el arresto domiciliario indefinido de sospechosos, sin llevarlos a juicio ni tan
siquiera informarles de los cargos contra ellos. La Cámara de los Lores se
dispone a matizar o inclusa derrotar tan polémica medida, que pone fin a ocho
siglos de tradición legal basada en la presunción de inocencia.

La afirmación por parte del Gobierno laborista de que los musulmanes
serán los principales afectados por esa legislación, y de que por ello "es
lógico que sean detenidos más frecuentemente por la policía", ha ocasionado un
considerable alboroto en el país. La amplia comunidad islámica, que
tradicionalmente ha votado laborista se siente desencantada con Tony Blair y
coquetea ahora con los liberal demócratas.

En este clima, la pequeña victoria legal de Shabina Begum contra la
escuela secundaria de Denbigh tiene un enorme valor simbólico. "La prohibición
de ir al colegio con túnica hasta los pies -proclamó la nueva heroína de la
comunidad musulmana de Gran Bretaña- es fruto de la atmósfera de mie-do creada
en las sociedades occidentales tras los atentados del 11-S, y de la progresiva
difamación del islam tras la pantalla de la lucha contra el terror". El juez
estuvo de acuerdo con ella. La escuela tiene el derecho a imponer un uniforme
-dice la sentencia-, pero el derecho de Shabina (y de cualquier estudiante) a
expresar libremente su religión es prioritario.

LA VANGUARDIA DIGITAL
RAFAEL RAMOS - 03/03/2005
Corresponsal LONDRES

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